martes, 16 de julio de 2019

Fontán Norte. 39 años después...



El ascenso  a los Fontanes, Sur y Norte, cumbres destacadas del macizo de Las Ubiñas y por tanto de la Cordillera Cantábrica goza del privilegio como alguna otra cumbre también, de discurrir por un claro camino/sendero desde el inicio del mismo, en este caso desde la fuente del Bachao en el Meicín, hasta la misma cumbre.
Ello no ha de ser, sin embargo, cuestión para relajarse e intentar hacer cumbre sin más. A un desnivel positivo de 1.200 mts que ya requiere de por sí unas buenas cualidades físicas, se une el importante esfuerzo para superar los 250 mts de desnivel de la pedrera del Canalón del Buey sobre todo en su parte final muy descompuesta. Es conveniente estar habituado, por tanto, a desenvolverse por terrenos calizos así como a realizar alguna trepada y el consiguiente destrepe.
Hay que prestar a su vez atención a los cambios meteorológicos en los que las nieblas y/o tormentas pueden jugar malas pasadas en cuestión de poco tiempo incluso a avezados montañeros. Sirva de ejemplo esta  foto en la que hay una diferencia que no llega a las 4 horas entre la primera y la segunda toma

A estas advertencias previas que creo necesarias para dejar clara la realidad de la ascensión a Los Fontanes, añadiré que en esta ocasión los comentarios sobre la misma serán, más que descriptivos de la ruta en sí, sensaciones personales del porqué la hice en estos momentos y de pensamientos surgidos en su desarrollo.

Todos cuantos me conocéis sabéis de sobra que en mis salidas a la montaña voy totalmente despreocupado de cualquier tipo de reto. Voy a disfrutar simple y llanamente de la ruta. De sus pequeños detalles. Sin importarme lo más mínimo alcanzar la cumbre programada. Hoy sin embargo, y rompiendo todas mis premisas, me marqué como  test para “medir”  ciertas cosas que últimamente compruebo que no andan bien en mí, “coronar” los Fontanes.

 La ruta escogida iba a ser Peña Ten pero tras hablar con mi amigo Viti la dejé para hacerla con él en otra ocasión así que Los Fontanes vinieron a mi mente tanto por las dificultades antes enumeradas como porque en el apartado de este blog “Mi libreta “  voy subiendo rutas del año 1980 y fue precisamente en ese año cuando tras varios intentos anteriores fallidos que podéis VER AQUÍ, conseguí su cima por primera y única vez. Hace ya casi 39 años…. ¡¡¡ hay tantas cumbres que tal vez necesitásemos varias vidas para coronarlas sin necesidad de repetir ascensiones!!!
                                            Cumbre del Fontán Norte. 15 noviembre de 1.980.
                            De izda a dcha: Fernando; yo mismo; Eva y Ana. La foto la disparó Chema.






Sin más rodeos ya, paso a la narración de la ruta.



No amanece todo lo bien que los partes meteorológicos pronosticaban. Tardo en salir de casa pese a que me he levantado pronto. Es uno de los planteamientos que quiero comprobar. Cuando madrugo, mi rendimiento en la montaña es malo.
En Mieres paro a cargar gasolina y me encuentro a mi amigo Monchu. ¡¡¡ qué alegría !!! Charlamos un poco sobre el día y planes quizás futuros y reemprendo la marcha.
Desde los Pontones, la niebla reina en la carretera de la Cubilla que, aún sin arreglar, pronto ascenderán los esforzados ciclistas en una de esas etapas denominadas”reina” de la Vuelta Ciclista a España y que tan bien conoce mi amigo Jorge Fonseca.

Poco antes de llegar a Tuiza, el cielo se despeja. En el parking una pareja espera a que llegue algún compañero de ruta. Yo parto en busca de “mi reto”. Las primeras cuestas me parecen más empinadas de lo normal y aún no he salido de Tuiza.
 Menos mal que la silueta de El Portillín, “mi Portillín” de esa cumbre de la que estoy enamorado desde conocí las Ubiñas en 1.975, me da fuerzas y ánimos para seguir adelante.

Hoy quiero “forzarme”, buscar… ¿mis límites? Y de momento aunque con una sudada tremenda, llego a la portillera bien. De ánimos y físicamente. Y el tiempo parece que respeta.

Sigo adelante pero a la par que la niebla se adueña del paisaje, las dudas se adueñan de mi mente. Cerca del refugio, el “comité de bienvenida” con Ur al frente sale a mi encuentro. Se echa de menos la blanca figura de Nieve…

El refugio aparece entre la niebla como aquella primera vez que llegué a él. Al antiguo, el 26 de julio 1.975 sin conocer el circo del Meicín y cuando se levantó la niebla a las tres de la madrugada quedé completamente alucinado con la visión de sus cumbres bajo un cielo estrellado como jamás había visto

Hoy están en él unas familias con niños que disfrutan del entorno seguramente tanto como yo en aquella ocasión. Charlo con Gummo –¡¡¡qué buena gente está a cargo del Abellugu!!! sobre el día a día; sobre Nieve; sobre planes. Me tomo un café tranquilamente y pese a la niebla…"no te preocupes, por arriba está despejado", me dice…continúo la ruta.
Llego a la fuente del Bachao, donde la niebla ya es menos densa

y, ventajas de conocer el terreno, alcanzo sin problema el camino a la forqueta del Portillín por el que prosigo ruta. Pronto mis ánimos suben “puntos” en relación inversa a la densidad de la niebla. Aún más cuando una fantasmagórica silueta de peña Cerreos se deja ver a mi izquierda

Tan solo unos cuantos metros más arriba, salgo del reino de la niebla y se vislumbra ante mí la desde aquí achatada silueta de El Portillín; la Forqueta del Portillín y los paredones del Canalón Oscuro

Hacia atrás un maravilloso mar de nubes sobrevolado por varios pájaros y sobre el que destacan la Tesa y la Mesa

Hay veces que casi es mejor no ver las metas a superar. La Forqueta del Portillín es una de esas subidas clásicas que siempre se hacen eternas pero en las que la experiencia te dice que en una hora estás arriba. Hay que dosificar fuerzas. Coger un ritmo y paso a paso ir ascendiendo, sin prisa pero sin pausa. Poco a poco y disfrutando de las vistas y, cuando cuadra, de la siempre agradecida vista de los rebecos que por aquí suelen “andar”. Hoy no tuve suerte con ellos.

Cuando estoy algo más arriba de la mitad, veo aparecer la silueta de un montañero superando la fuente del Bachao. Me alegra. No me agrada andar solo por las cumbres. Lo había comentado con Monchu en la gasolinera de Mieres. Sigo mi caminar hacia la Forqueta. Me encuentro bien.

La llegada a la Forqueta del Portillín, no por conocida, deja de impresionar. La vista de los paredones de los Fontanes dominando el paisaje sobre los Joyos de Cueva Palacios, es espectacular.

Tenía pensado para aquí para picar algo. En la subida paré brevemente en un par de ocasiones pero tras sacar unas fotos, hacia atrás donde las nubes siguen su juego con las cumbres

 hacia la “entrada” al Portillín, ascensión que realicé en agosto del 2016 para celebrar el 41 aniversario de su primeraconquista

el recorrido que seguiré desde aquí hacia el Canalón del buey
 así como unas fotos que me pidió Gummo de Los Foyos y los Cintos,

 prosigo unos metros hasta adentrarme en el pedrero y allí, a la sombra del Portillín, paro a comer algo. Tan solo lo consigo con alguna pieza de fruta, al menos hoy sí, que hace unos días en la peña los Años ni eso, y mientras estoy allí aparece un “despistado” rebeco que intuyendo alguna presencia rara mira y mira
 pero sin localizarme se pone a pastar en un trocito verde.
 Disfruto con su presencia más de 15 minutos y cuando de nuevo parto, me mira y ni se inmuta. Sigue a lo suyo…

Cuando me acerco al nevero, veo que baja un montañero y espero a que lo cruce por la huella que hay. Me dice que viene de arriba pero que dio la vuelta en la trepada posterior a coronar el canalón del Buey porque no se sentía seguro….una lástima pero una acertada decisión siempre que se hace montaña en solitario.
Nos despedimos, cruzo el nevero que está lo suficientemente blando para marcar huella sobre la ya existente y prosigo el sendero por el pedrero. Me doy cuenta que he pasado la desviación a la derecha. No quiero ir por el sendero que va pegado a la base de los Portillines porque  hay varios neveros más y es más cómodo acceder al canalón del Buey por el otro sendero que llaneando va hacia la derecha de los Joyos, así que retrocedo para embocarlo y me encuentro con el montañero que había visto ascendiendo hacia la Forqueta.  Me pregunta si doy la vuelta y le digo que no. Que me había pasado la desviación del otro sendero y juntos vamos por él un buen trecho  charlando hasta que alcanzando casi la base del pedrero del canalón del buey, le comento que voy a ir a mi ritmo pues veo que va mucho mejor que yo aunque  me encuentro bien y poco a poco se va adelantando

Me fijo en la pasada del Siete que aún está cubierta de nieve y posiblemente así quedará el resto del año ya. Ojo a quienes tengan en mente pasar por ella pues necesitarán equipo adecuado.

así mismo en la Forqueta del Portillín que va quedando atrás en medio de los Portillines y el cordal que desde el Canalón Oscuro llega al Fariñentu

Sigo mi camino y pronto me encuentro ya ante el segundo reto importante del día: el pedrero del canalón del Buey. Inmenso. Espectacular. Empinado, de narices… 

Recuerdo vagamente los intentos de coronar los Fontanes en las invernales del 77 y añoro las fuerzas de la juventud. Creo que hoy por hoy sería incapaz de superar este pedrero con nieve.
                                                          (foto de noviembre de 1.977)

 Sin embargo hoy ni hay nieve, ni excesivo calor y lo que es más importante, pese a no poder comer sólido, me encuentro bien de fuerzas y sobre todo, de moral. Miro atrás y sobre el mar de nubes que cubre Asturias por detrás del Fariñentu, Tapinón y Siegalavá emergen majestuosos los Picos de Europa, otro de los por qués de mi test

 sobre la forqueta del Portillín una bonita estampa de cumbres leonesas de la Cordillera Cantábrica

Este sendero por el que voy aborda el canalón del buey con un pequeño ascenso primeramente hacia los paredones del los Fontanes para hacer un giro a la izquierda hacia los bajeros del Crestón del Pasu Malu. Llegando a éllos se ve con claridad el recorrido del sendero que desde la Forqueta viene pegado a los bajeros de los Portillines cruzando varios neveros hasta entroncar con el que sigo yo

Hacia arriba….toda una eternidad. Comienzo la ascensión lo más pegado posible a la izquierda. A la caliza. Tardo en hacer la primera foto pero más por las ganas de avanzar que por cansancio. En ella se ve a Gustavo bastante arriba casi alcanzando el giro que el canalón hace a la izquierda

Sigo a mi ritmo e intento forzarlo para ver mis fuerzas. Avanzo. Me detengo. Contemplo. Sigo adelante. Con ganas. Ilusionado... voy alcanzando el giro

Lo supero. El canalón se estrecha y el terreno es más descompuesto. Grava fina por la que cuesta progresar. Me meto cuando puedo por las llambrias que facilitan el avance, no dejan de ser caliza compacta por las que la adherencia facilita el avance. Miro atrás y el desnivel es grande. Me muevo ya por encima de la altitud de los Portillines. Tras ellos: Cerreos; Tesa y Mesa; Cirbanal; Tres Marias….cordales hasta cerrar el horizonte ¡¡¡cuánta belleza!!!

Llego a los últimos metros del Canalón. Tengo que avanzar por el centro. Cada vez más estrecho.

Hasta que pronto alcanzo el final. Una horcadina que te encuentras a bocajarro. No sé por qué pero no hago una foto al frente según llego a ella. Las vistas se abren hacia Torrebario, Ventana y Somiedo. Imperdonable el despiste cuando sí hago fotos hacia la izquierda, al estrecho filo que lleva hacia el Crestón del Pasu Malu, por el que avanzaría unos pocos metros “para ver” y tras el que asoman los paredones de Ubiña la Grande

Atrás, el horizonte de cumbres que desde la Tesa y la Mesa jalonan los diversos cordales leoneses hasta el infinito de la meseta

A la derecha de la horcadina, el sendero sigue en horizontal hacia la pared que en corta trepada nos dejará a los “piés” de los Fontanes. Aquí fue donde en noviembre de 1977 dimos la vuelta Berto y yo y donde hoy desistió el primer montañero con el que me crucé.
                                      ( Berto junto a los estratos. foto de noviembre de 1.977. )

Superado este paso, ya se ven las cumbres de los Fontanes. A la derecha, la ladera del Fontán sur. Tras élla, la cumbre del Fontán norte con varios montañeros en ella. Al fondo, la collá Lingleo y Peña Rueda dando paso al mar de nubes que cubre Asturias.

Sigo el sendero que bordeando la ladera del Fontán sur, va hacia la cumbre norte. Desde la horcada que los separa así de “insignificantes” se ven Canalón Oscuro y Palazana. La vista hacia Pajares y León, impresionante.

La cumbre ya está ahí. Unos metros más y alcanzo el techo compartido de la Ubiñas pese a la polémica de que si son iguales en altura o no, Fontán Norte y Ubiña la Grande ¿de verdad son importantes estas cosas?

En la cumbre me encuentro con Gustavo y otros dos montañeros gallegos que subieron desde Torrebarrio que ya están disfutándolas. Poco después llegarían, por separado, otros dos montañeros. Charlamos. Compartimos información sobre rutas. Sobre cumbres. Estamos en silencio viendo tanta belleza. Es lo bueno de la montaña. Momentos compartidos. Sensaciones compartidas con gente que no conoces y que posiblemente nunca vuelvas a ver pero que en esos momentos formáis un todo. En cuanto a mi test personal, me encuentro bien aunque no consigo comer más que fruta y beber. La comida sólida –chocolate, empanada y ensalada de pasta- imposible.

Las vistas son impresionantes y esto es lo importante.

Hacia el oeste, Fontán sur y el Prao del Fontán. Tras ellos, todas las cumbres de Somiedo

Con zoom


Hacia el norte
El Prau; Colines; Cigacha; Panchón … Sobia; Ventana, Farrapona…

con zoom


Hacia el noreste
Tras el profundo corte del Joyo Chongo entre la ladera de los Fontanes y el resto de cumbres del macizo: la collá Lingleo, puerto de Agüeria y peña Rueda.

 con zoom


Al este
Joyos de Cueva Palacios cerrados por el cordal que va de la Palazana al Fariñentu con Tapinón y Siegalavá detrás


Detalle de Prau Albo; Pié Ferreru; Fariñentu; Siegalavá y Tapinón con Picos de europa, al fondo sobre el mar de nubes

Detalle de Canalón Oscuro; Palazana; Camisos y Prau Albo

Mis compañeros de cumbre van a proseguir camino así que saco mi polo rayado de la mochila (sí, sí…ya sé. Como bien sabéis mis amigos, está “jubilado” tras más de dos décadas de montaña conmigo, pero para ciertas ocasiones viaja en la mochila y me hago la foto de cumbre con él) y les pido hacerme una foto de cumbre

Yo permanezco en la cumbre disfrutando de las vistas y charlando un rato más con los dos últimos montañeros que llegaron, uno desde el Siete con el que luego seguiría charla en el Meicín y que no recuerdo su nombre y otro que después continuaría hacia el Prau. Las nubes van jugando con las cumbres mientras voy tomando detalles. 
Ubiña y el pantano de barrios de Luna

Cigacha, Panchón, Huertos del Diablo

El Prau

Peña Rueda

Siete; Agujas Rojas y Crestón del Pasu Malu

Portillines

Pasada del Siete; Portillines; Siete; Castillines y Ubiña la grande

La Mesa
Estoy contento. Muy contento. Me encuentro bien y disfrutando como un enano. Tras una hora en cumbre toca pensar en regresar y además las nubes están ascendiendo peligrosamente

Así que saco una última foto del buzón con las nubes “devorando” a peña Rueda y tapando toda Asturias

Y sigo la estela de mis dos últimos compañeros de cumbre que ya han comenzado su regreso. La verdad es que tampoco me hace mucha gracia bajar solo

Uno, como dije, tirará hacia el Prau, mientras el otro baja hacia el Meicín y con él dejo una prudente distancia para bajar por el canalón del Buey y evitar cualquier percance con alguna piedra que pueda caer sin control

bajo la parte alta del Canalón pegado nuevamente a las llambrias del Crestón evitando en lo posible la incómoda gravilla y viendo como los Portillines van “creciendo” a la par que pierdo altura

Una vez que alcanzo la zona intermedia del canalón, aprovecho el mayor tamaño de las piedras para ir deslizándome con ellas haciendo mucho más cómodo el descenso hasta alcanzar el giro que da el sendero ahora hacia la izquierda para atravesar la parte baja del pedrero y desde donde miro atrás y veo que las nubes ya se han adueñado de la cumbre de los Fontanes.

Con la Forqueta del Portillín a la vista, toca ahora seguir el sendero con clara tendencia a la derecha, atravesando los joyos de Cueva Palacios en busca del entronque con el otro sendero que desde el Canalón del buey viene por los bajeros de los Portillines 

Este es, mirando atrás una vez alcanzado el otro sendero, el recorrido efectuado casi en horizontal recortando a lo ancho los joyos de Cueva Palacios

Y hacia adelante el recorrido desde el entronque, a la altura del nevero, hacia la forqueta

en la que vemos una fantasmagórica imagen del Canalón Oscuro, “comido” por las nubes que reinan en la parte que da al Meicín

Alcanzo la Forqueta donde paro para intentar comer alguna fruta más. El intento con la comida sólida fracasa de nuevo. Se me hace una pasta que o disuelvo con agua y acabo encharcándome o no hay forma de pasarla. Tampoco me detengo mucho pues, aunque conocido, no me agrada nada bajar solo y con niebla hasta el refugio

hacia atrás, la niebla ya baja de los Fontanes para adueñarse de los Joyos de Cueva Palacios
Casi llegando a la altura de la fuente del Bachao, más o menos hasta donde por la mañana “reinaba” la niebla, ahora desaparece. Ha cambiado la zona baja por las alturas. Me da tranquilidad.

Desde la fuente miro atrás y así veo a mi querido Portillín y la Forqueta.

Ya solo quedan unos minutos de bajada hasta el refugio donde por fín estreno el “grifo” de las cañas…….¡¡¡¡ ummm que delicia!!!
compartiendo animada charla con el montañero que había llegado a la cumbre desde el Siete y siento no recordar su nombre y posteriormente con Omar e Isabel. Buena gente que disfruta de la montaña y comparte vitalidad. Ojalá volvamos a encontrarnos. Un saludo desde aquí si veis el relato.

Tras esta parada, solo quedaba regresar a Tuiza y finalizar la ruta. Ha sido una buena experiencia y ahora, superado el test habrá que mirar algunas cosas y eso sí, ¡¡¡seguir recorriendo Nuestras montañas!!!

Espero que os haya gustado.
Saludos y hasta pronto.







.