Hace un mes que no piso el monte.
Poco a poco, los días van pasando y pequeños quehaceres diarios van retrasando
las salidas. Hoy, por fín, 27 de junio de 2025 los astros se alinean y puedo
hacerlo. Mal día parece ser pues los partes meteorológicos anuncian el inicio
de la primera hola de calor en España, cantábrico incluido. Me da igual, las
ganas son tremendas y tengo ojeadas varias rutas para días calurosos. Me decido
por el pico Coalnegro en cuyo itinerario visitaré los pinganones (cascadas) de
Castro y Txarín ademas de transitar buena parte del recorrido por un precioso
fayeu (hayedo) y por tanto a la sombra y el frescor que proporcionan los
árboles.
Salgo, no demasiado pronto ya, las nueve de la mañana en dirección a la Pola Vieya en el concejo de Aller. 45 minutos de coche. Aparco en la carretera general que va hacia el puerto de San Isidro, a la altura del único paso de peatones existente y tras calzar las botas y preparar las cosas y a Xana, nos adentramos en el pueblo. No me paro a sacar fotos de los bellos rincones por los que atravesamos, a la vuelta tiempo habrá. Ahora tan solo quiero ganar tiempo antes de que el calor se dispare. Enseguida comienzo a encontrar las maderas que a modo de carteles indicativos ha elaborado un vecino y que guiarán al caminante durante todo el recorrido.
Salgo del caserío por la fuente “la vaquera”
iniciando el camino por una ancha caleya
que me llevará hasta las casas de la plaza Corro, levantadas junto a unos paredones rocosos donde en un banco de madera, el correspondiente cartel señala la desviación a la derecha que hay que seguir. A partir de aquí, la caleya se convierte en un precioso camino empedrado
que poco a poco irá ganando altura muy cómodamente dejando a nuestra derecha el arroyo Rozaliego. Pasaremos junto a una vieja bocamina “la mina naval”
y poco después, cuando el camino comienza a picar arriba, en una curva a izquierda se anuncia la desviación que a la derecha pasando junto a un banco de madera, conduce al pinganón de castro a 200 mts.
La entrada para verlo está señalizada pocos metros después del banco con un cierre con dos cadenas que se pueden abrir, existiendo un aviso de no pasar en caso de crecida del arroyo.
Un sendero bajo numerosos fresnos y en llano, nos llevan hasta esta preciosa cascada que está dividida en dos tramos con una pequeña poza en la recepción de aguas de la inferior.
Nos paramos el tiempo necesario para hacer unas fotos del lugar donde el frescor del agua y la sombra de los árboles son una delicia pero aún queda “mucha tela que cortar” así que regresamos al camino principal y acometemos la dura cuesta
que nos llevará a superar el crestón rocoso por el que cae el arroyo formando el pinganón.
En este tramo nos cruzamos con un chico que baja en quad y con el que paro a charlar unos momentos, lo cual da un respiro para superar esta fuerte pendiente tras la que alcanzo las cabañas de Misiegos, una coqueta braña donde echamos un trago pues el calor ya aprieta. Siguiendo con buena pendiente, el camino continúa algo mas tomado aquí por la vegetación , dando vistas hacia atrás al pico Cuetu, al otro lado del valle del rio San Isidro,
viéndose también a la derecha de la marcha la cumbre del Coalnegro por encima del fayeu.
Alcanzo así, unos nuevos indicadores que avisan del desvío a la derecha como ruta principal al Coalnegro pudiendo visitar el pinganón de Txarín antes de alcanzar la cotxá de txinares, mientras que siguiendo de frente, se va hacia las cumbres de Praera y Cucho.
Salgo pues a la derecha y por un sendero en descenso alcanzo poco después el cauce del arroyo que cruza un rústico puente de maderas claveteadas a dos troncos de arboles tumbados sobre el cauce.
Antes de cruzar el arroyo, a la izquierda, sobre el talud, un sendero permite llegar a la base del pinganón, situado en un paraje de gran belleza y muy relajante tanto por el entorno como por el frescor que ya se agradece enormemente pues el calor aprieta.
Aquí hacemos Xana y yo una parada un poco mas amplia que en el de Castro pues aprovechamos para refrescar e hidratarnos y también picar algún alimento. Tras regresar al camino principal y cruzar el puente, Xana prefirió hacerlo por el cauce del arroyo, el camino sigue ahora ganando altura cómodamente en un primer tramo
para luego continuar en módico ascenso
hasta alcanzar el cruce con una pista donde los indicadores artesanales nos vuelven a señalar el camino a seguir. Toda una delicia de carteles que se agradecen enormemente.
Dando un giro de 180 grados a la izquierda desde este “punto informativo”, con aumento considerable de la pendiente, el camino nos hace pasar primero por las cabañas de los Palombos, tras las que encontraremos la modesta fuente de mismo nombre y a continuación y a modo de puerta de entrada al fayeu, dos jitos de piedras indicando ruta al pico coalnegro.
A partir de aquí, el camino se adentra por el espectacular fayeu siguiendo un trazado muy cómodo de caminar con una pendiente mínima y entre fayas espectaculares.

Aquí me cruzaría con un matrimonio de Moreda que vienen haciendo la circular desde la Pola Vieya con los que me paro a charlar un buen rato. Poco después, en una vaguada del camino me encuentro con esta faya caída en la que el autor de los carteles indicativos, creo, ha colocado un epitafio a la misma.
Un detalle que es de agradecer.
Proseguimos el camino disfrutando de las fayas y pasando junto alguna cabaña aislada en medio del bosque
antes de alcanzar las cabañas de las Tablizas
que están a escasos metros ya de la cotxá Txinares. Aquí me entran ganas de quedarme a su sombra para dar por finalizada la ruta pero supero esa tentación y continúo hasta la cotxá que encuentro desolada, un auténtico herbazal seco pero con unas extraordinarias vistas
al frente, del Torres y cumbres aledañas al puerto de San Isidro.
A la Izquierda, Les Aberrugues y el Praera.
A la derecha, la loma del Coalnegro totalmente tapizada por las fayas.
Busco el punto de entrada y localizo un sendero entre felechos que descarto, en la bajada llegaría por él a la cotxá. Busco mas a la derecha y encuentro otro mas amplio por el que escapo del abrasador calor y entramos en el fayeu
pero poco después no veo claro por donde continuar. Se está fresco ahí y comemos y nos hidratamos Xana y yo, en un pequeño claro.
Es temprano aún, así que sabiendo por las descripciones en sus blogs de mis amigos Cienfuegos y JFCamina que estos últimos 200 mts de desnivel a salvar hasta la cumbre consiste en “tirar p´arriba” con leve tendencia a la izquierda, nos ponemos en marcha. Voy buscando un trazado acorde mientras disfruto del bosque.

El suelo está completamente tapizado de hojas secas que en algunos lugares casi hundo hasta la rodilla. Me encuentro con una alambrada que cerca una finca en el bosque, al regreso me servirá de orientación, y así voy ganando metros hasta que en un momento ya diviso el cielo por encima de la pendiente que en todo este recorrido es fuerte

Me dirijo hasta ese punto y alcanzo la cumbrera divisando frente a mí, la reina de la zona: Pena Reonda con todo su esplendor al alcance de la vista
A la derecha, un leve sendero continúa por la cumbrera, entre la vegetación, hacia donde creo entender está la cima del Coalnegro.
Lo seguimos y pronto, en una planicie jalonada de hayas encuentro “una autopista de jitos” que me lleva a la izquierda de los peñascos sacándome a la ladera que cae al valle de San Isidro
y bordeándolos, paso junto a un ventanu muy guapo,
justo antes de alcanzar la cumbre: amplia, guapa, con pocas vistas pero con la sombra de las fayas que la coronan y el emotivo monolito que alguien ha puesto en memoria de su padre.
Miro las libretas que hay en un tuper, me recuerdan a las que pusimos en memoria de Carlos en el Tromeu, y dejo un mensaje.
Luego saco las fotos de las pocas vistas que hay, aunque preciosas.
Pena Reonda, en el centro
Foto de cumbre
Xana, al cobijo de la sombra
y tras estar casi una hora pues se está muy al fresco por la brisa que corre, comenzamos el descenso. Ahora seguiré los hitos que voy encontrando hasta casi un tercio de descenso, luego…nada. Me oriento siguiendo un leve trazo en las hojas que tapizan el suelo hasta que doy con el cierre de la alambrada en la parte alta de la finca. Ahora la sigo en horizontal hacia su izquierda ,al subir la había visto a mi izquierda, hasta que llego al tramo lateral que desciende y que sigo hasta su final donde enlazo con el sendero que entre felechos me lleva hasta la cotxá Txinares justo en el primer punto por donde descarté la entrada y donde observo tapado entre los felechos, un indicador de madera de los que jalonan todo el recorrido desde la Pola Vieya.
He descartado, en la cumbre hacer, la circular pues por las fotos que vi en los blogs de mis amigos, el recorrido es por pista al descubierto y con el tórrido calor que hace prefiero regresar por el fayeu y parar nuevamente en los pinganones para refrescar e hidratarnos. Así y todo, desandar el camino se hace costoso por el tremendo calor que hace y que aliviamos en cierta medida con una extensa parada en el pinganón de Castro. Cerca ya de las casas de la plaza Corro, de nuevo vuelvo a cruzarme con el chico del quad que ahora sube a cuidar los perros que tiene en las cabañas de Misiegos. Cuando llego a la Pola Vieya, ahora sí y pese al calor reinante, fotografío alguno de sus preciosos rincones antes de dar por finalizada está tórrida ruta.
Esto ha sido todo, espero que os
haya gustado.
Hasta pronto.
Saludos.
.
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